miércoles, 17 de octubre de 2012

AUTUMN IS COMING...

Llega el viento huracanado para hacer tambalearse a las hojas caducas que se precipitaron del árbol.

Llega la lluvia para golpear con su fuerza los cristales temblorosos con miedo a quebrarse.

Llegan las nubes negras para teñir los cielos de melancolía y tristeza.

Llega la brisa fresca, escondida tras las esquinas de nuestro corazón, para danzar intermitente y curtirnos la sangre a cada latido pronunciado.

Llega el otoño con su majestuosidad para recordarnos que el calendario acontece sin pausa pero sin prisas.

Llega, y parece que para quedarse, porque el sol cuando sale lo hace con una timidez infinita. Ya no calienta, ya no escuece, ya no quema la piel ni alimenta los malos recuerdos. 

¡Por fin!


Llega, llega el otoño y mi alma comienza a desperezarse, a encontrar inspiración. Estira los brazos y bosteza después de un largo letargo encogida en su caparazón, evitando los rayos del sol, las heridas que amenazan con abrirse, los umbríos pensamientos, las tardes trágicas de verano.

Ahora ya puedo volver a ser yo.

Esa hoja marrón, pequeñita, que se balancea al compás del viento, sin miedo a la nostalgia, sin miedo a sentir y sonreír, y sin miedo a llorar. Porque bajo la lluvia las lágrimas no brillan tanto. 

Esa hoja marrón que a veces se marchita y se deshace en miradas debilitadas.

Esa hoja marrón a la que a veces se la olvida cómo desangrase en palabras pero que siempre resucita, haciendo vibrar al corazón.

Llega el otoño, ya puedo ser yo.

Mitad melancolía, mitad sonrisas, mitad sueños frustrados, mitad ferviente esperanza.

Esa pequeña hoja marrón, de sangre liquida y roja como la vida, de sangre espesa y negra como la noche sempiterna.

Ya puedo alzar mi vista al cielo y sonreír esperando la lluvia. Ya puedo mirar a través del cristal de la ventana sin taparme los ojos doloridos por la claridad, ya puedo abrir mi corazón y empaparlo de susurros tibios, abrazos, palabras, gestos, sueños que el subconsciente me hace soñar cada noche devolviéndome lo que ya no tengo.


Ya puedo ser yo, libre, sin miedo a la nostalgia.

Nostalgia de otoño, mi otoño.

Nostalgia en mi corazón, porque nostalgia soy yo.

Pero no temáis ángeles de luz, también soy sueños, y mis sueños son tan grandes como los rascacielos. Y lucharé por ellos, a cada suspiro, a cada aleteo de mis mariposas…

Porque es en mis lágrimas cuando renazco y crezco. 

Y con las gotas de lluvia deslizándose por mi rostro, las lágrimas no brillan con tanta intensidad como lo hacen cuando las alimenta el sol incandescente.

No estéis tristes, porque es en mis lágrimas donde realmente me encuentro.

3 comentarios:

  1. Si hubiese una definición para describir el otoño desde el alma, sería esta. Una preciosidad, rozando el poema, como nos tienes acostumbrados; pero en una línea donde en lugar de la melancolía se resalta la alegría por sentirte de nuevo, al fin y al cabo, en casa.

    Un placer leerte ;)

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  2. :)
    "Llega el otoño, ya puedo ser yo"... me encanta. Yo también soy de estaciones intermedias y contrastes y el otoño me enamora, es mi estación favorita.
    un abrazo.

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  3. "Pero no temáis ángeles de luz, también soy sueños, y mis sueños son tan grandes como los rascacielos. Y lucharé por ellos, a cada suspiro, a cada aleteo de mis mariposas…

    No estéis tristes, porque es en mis lágrimas donde realmente me encuentro."

    Creo que ya te lo dije, pero son mis fragmentos favoritos. Me ha encantado leer esta preciosa oda al otoño, y la metáfora de la pequeña hoja :)

    Estoy segura de que esos sueños frustrados, dejarán de estarlo antes de que puedas darte cuenta.

    Un fuerte abrazo desde una ciudad donde el sol ya ni se atreve a asomarse.

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