viernes, 25 de enero de 2013

EN LA CORRIENTE CONTINUA DE MI SANGRE

Es verdad, tú no tienes que retornar a mí, porque siempre has estado y estás en la corriente continua de mi sangre.” Rafael Alberti

Una verdad.
Corriente continua.

Palabras que se sumergen dentro de la piel y arden entre cosquilleos.
Palabras que secan lágrimas.

Palabras que susurran sentimientos, pensamientos, sueños y libertades.
Y es que ahora soy más consciente que nunca de que mis ángeles están en la corriente continua de mi sangre.

Lo sé. Porque lo puedo percibir.
Lo sé, porque nací de ellos, porque lucho y sobrevivo gracias a ellos.

Lo sé porque ellos me hacen fuerte.
Lo sé porque la sangre que albergan mis venas es y siempre será sangre rebelde.

Su sangre. Sangre que me fue transmitida al nacer y que sigue aquí, intacta, viva, mientras yo siga en pie.
Y cada palabra que nace, cada sentimiento que expreso, es suyo también. Porque sus corazones de ceniza y huesos ayudan a mi corazón a seguir latiendo. Sus latidos son míos también.

Al igual que mis latidos son en parte suyos.
Mi sangre, su sangre. Sangre rebelde que convierte las lágrimas en palabras de tinta emborronada.

Y gracias a esa corriente continua seguiré mirando al cielo en busca de estrellas, esperando mi oportunidad para brillar. Y caminaré paso a paso, hasta conseguir rozarlas y obtenerlas.
Porque sé que mis sueños están allí, justo detrás de los puntos de luz del firmamento.

Porque hay sueños grandes, difíciles de conseguir. Porque hay imposibles.
Pero imposible no es una palabra que entre en el vocabulario de la sangre rebelde.

Preferimos morir en el intento, siempre luchando, sin arrodillarnos por completo.
Y no importa cuántas veces caiga derrotada. Me levantaré una y otra vez, hasta conseguir lo que quiero conseguir. Porque llevo su fuerza dentro de mí. Sangre rebelde.

Y ellos no tienen que volar, no tienen que desplegar sus alas para hacerse visibles, porque han estado, están y siempre estarán, en la corriente continua de mi sangre.
Su sangre.

Nuestra sangre. 

*Gracias a Mara Oliver por pronunciar estas palabras que desconocía y que tienen mucho significado para mí. Ahora más que nunca.

sábado, 19 de enero de 2013

LA VOZ DE SUS CORAZONES

Hay corazones que aunque dejen de latir poseen una voz demasiado fuerte. Y su voz sigue resonando entre los huecos del aire que respiran los vivos.

Y hay vivos que siguen escuchándolos con firmeza sin necesidad de soñar.

Hay muertos que mueren. Sin embargo hay otros que siguen muy presentes en cada una de las gotas de la sangre de aquellos que los recuerdan.

Y yo recuerdo.

A partir de hoy tengo un ángel más. Un corazón más que susurrará palabras a mi corazón.

A partir de hoy seré la voz de esos tres corazones silenciados por la muerte que siguen hablando.

Y el papel será mi testigo. Ahora más que nunca. De cada letra, de cada verso, de cada frase.

El papel será mi amigo. Me ayudará a desahogarme, a decir todo lo que siento. Y también a decir lo que un día prometí.

Y lo teñiré, de letras negras como la noche, de palabras rojas como la sangre. La sangre que ellos dejaron en mí.

Porque de dos de mis ángeles nació mi otro ángel. Y de ese ángel nací yo.

Soy la heredera de sus palabras. Como les prometí. Mientras yo siga viva su lucha seguirá aquí. Lo que un día fueron lo seguirán siendo.

Porque mi voz será la voz de sus corazones.

Y el silencio que ellos producen al volar cerca de mí, me traerá en su batir de alas las palabras.

Mis palabras.

Porque hay corazones que no decimos adiós aunque lo pronunciemos. Porque hay corazones que no nos despedimos del todo nunca, aunque susurremos despedidas.

Porque hay corazones que aunque dejan de latir siguen hablando. Siguen bombeando sangre fresca, siguen dando vida a otro corazón.

Y mi corazón piensa, siente, recuerda.

Y mi corazón escribe.

Porque mi corazón será la voz de sus tres corazones y su historia seguirá bailando entre el fuego de la sangre que arde, tiembla, se escarcha y se descongela para volver a caminar.

Siempre hacia adelante.

Nunca dando pasos hacia atrás.

Y mi voz será su voz.

Y mi corazón latirá con más fuerza gracias a los latidos de sus corazones.

Y mi voz será su voz.

*Para mi abuela, mi abuelo y mi padre.

miércoles, 16 de enero de 2013

UN ADIOS

Adiós. 

Es duro pronunciar un adiós cuando tu corazón se niega a ello.

Cuando la persona a la que se lo dices no puede contestar, cuando la persona a la que va dirigido te quiere con toda su alma.

Llevo dos días pronunciando varios ¡adiós!, y sé que cuando llegue el definitivo mi corazón explotará.

Por mucho que entendamos que es ley de vida, que otros más jóvenes se fueron primero, que tiene 93 años, nunca se está preparado.

Con él se irá ese abuelo que siempre fue padre, la fuente de sonrisas inagotables, de anécdotas, cánticos, chistes verdes. Con él se irá la vitalidad, la fuerza, el coraje. Con él se irá otra parte de mi corazón.

El corazón de esa mujer que una vez fue niña. La niña a la que él daba todos los caprichos, a la que sacaba a pasear, a la que ayudaba con los deberes, a la que reñía con severidad cuando hacía falta, a la que disfrazaba y llevaba a todas las fiestas. A la que lleva casi dos años ayudando a ser fuerte.

Con él se irá una parte de esos ojos marrones, de esa sonrisa, de ese rostro, que esconde aún todavía los rasgos de alguien que no está, de su hijo. Y es que son tan parecidos y a la vez tan distintos…

Esa parte que ya solo tendré cuando me mire a los ojos, reflejada en el espejo.

Mientras él siga aquí, una parte de él seguirá, pero cuando se marche para siempre, esa huella invisible para algunos se irá con él…Y soy muy consciente de ello. Y me merma.

Es duro pronunciar un adiós, es duro pronunciarlo día tras día, sintiendo en el pecho esta maldita agonía, esta incertidumbre.

Es duro tener que decir adiós cuando no lo quieres pronunciar. Es duro que él lo tenga que escuchar sin poder contestar.

Es duro ver como la muerte se acerca y se va llevando de a poco a las personas a las que quieres.

Al menos esta vez pude decir adiós mil veces, al menos esta vez me dieron un último beso, al menos esta vez di mil abrazos, al menos esta vez pude despedirme antes del adiós definitivo, que no se sabe cuándo llegará.

Porque al fin y al cabo un corazón rebelde lo es hasta el final. Porque en los genes guerrilleros está el luchar sin arrodillarse hasta no poder más…

Adiós no…

Hasta luego…porque sé que el adiós definitivo no le podré pronunciar nunca...

Te quiero abuelo…

miércoles, 9 de enero de 2013

RETAZOS DE BARCELONA

ANTIGUO TELESCOPIO PARA ESTRELLAS TITILANTES 

Frente a nosotros un antiguo telescopio para visionar las estrellas. Estrellas lejanas. Estrellas titilantes que adornaban la oscuridad del cielo en aquella noche barcelonesa.

Estrellas con nombre, y una constelación amiga por descubrir.

Pero no solo aquel telescopio gigante me mostró puntos de luz brillantes.

A mi lado, cuatro corazones especiales, me murmuraron un montón de estrellas más.

Estrellas que aún se reflejan cuando observo detenidamente las fotografías de aquella noche. 

Estrellas titilantes.

Las estrellas que ellos llevan dentro y que pronuncian al mirar.

Las estrellas que se esconden dentro de mí ayudándome a brillar.

Cuatro estrellas brillantes y dos más.

Dos estrellas más. Una formada por huesos antiguos. Otra esculpida por polvo de cenizas. Dos estrellas que aunque estaban lejos en kilómetros, estaban allí, conmigo, dentro de mi sangre.

Y su reflejo se reflejó tras el telescopio de mi alma. Y la estrella que lleva mi nombre brilló, pronunció su destello temblorosa.

Y descubrí el color de nuevas estrellas a mi alrededor. Y descubrí  nuevas estrellas en el cielo infinito de la noche barcelonesa. Y una constelación amiga ardió en mi piel.

Y los sueños se ilusionaron, susurraron, sonrieron. Al igual que mis labios. Al igual que mi sangre y mi corazón, que estaba muy contento por  poder vivir lo que vivió en aquel Observatori, a aquella hora, aquel día, aquella noche.

Sueños que se cumplieron en una noche de verano. Estrellas que brillaron más que nunca en aquella noche de verano.

*Los cuatro corazones especiales: ellos saben quiénes son.


                              (Telescopio en el Observatori Fabra. Barcelona. Foto de M.G.M.)



AGUA 

Sucede que algunas veces no sabemos el significado de ciertas palabras hasta que pasa el tiempo.

Recuerdo que una vez leí que volvería. Si, bebí agua. Pero no pensaba volver.

Sin embargo el destino quiso ponerme en contacto con corazones que residen allí. Algunos un poco más lejos pero siempre puede ser la ciudad nuestro punto de encuentro.

Y los pensamientos se volatizaron. Volví.

Pero antes de volver soñé mil veces con regresar a esas calles, con conocer a ciertas personas, con pisar ciertos lugares. Tanto que cuando estuve allí de verdad pensaba que aún estaba soñando.

Las mismas calles que un día paseé, se tornaron de un color diferente.

¿Tienes que beber agua de nuevo para volver, o con una vez basta?

Volví. Y no me da vergüenza decir que soy una enamorada de la ciudad desde muy pequeñita, culpa del fútbol y de una persona que ya no está. 

No sé lo que esa parte del destino que ya está escrita tendrá pensado para mí. No sé si algún día volveré.  

Lo que  sí sé es que justo allí hay una parte de mi corazón que aún no ha regresado. Y que quizá algún día, tenga que volver a buscarla para sentirme completa. Porque cada vez que miro a las estrellas, siento que me falta algo.

Aunque ese sentimiento dure solo unos minutos, porque al fin y al cabo sé que no hay distancias que el corazón no pueda romper.

Quizá es justo esa parte de mi corazón que se fue con otro corazón para siempre la que anda perdida entre las estrellas, entre ese otro cielo, entre esas calles.

Al fin y al cabo él me enseñó a amar la ciudad sin haberla pisado. Quizá parte de él se quedó por allí para que yo vuelva.



                                (Placa sobre Agua de la Fuente de Canaletas. Foto de M.G.M.)

viernes, 4 de enero de 2013

RETAZOS DE PARIS 2


SALÓN DE LOS ESPEJOS

Cristal. Lámparas. Frescos bíblicos. Rey Sol. Oro. Cristal. Ventanas. Dobles puertas. Espejos.

Mirada, rostro, cuerpo, bruscos movimientos. Lágrimas, sonrisas, pasos, leves gestos. Inocencia.

Mirada. Alma.

¿Alma?

Alma transparente.

Almas gris.

Alma contaminada.

Mirada. Alma.

Y entre la pureza o no pureza que desprenden esos ojos a través del espejo, busco desesperada un reflejo que me muestre lo que llevo dentro.

Y al pronunciar mi mirada puedo ver destellos de lo que se esconde dentro de mí. Quien fui, quien soy, quien quiero ser, quien seguiré siendo. 

Tiempo acontecido. Muertes. Silencio. Lágrimas, sonrisas, pasos fructíferos. 

Sueños. Abandonados. Rotos. Cumplidos. Que aún sueño.

Espejo de almas que se comunican, que se encuentran después de los años en el mismo salón al regresar en otra línea de tiempo.

Almas que se reflejan en un salón lleno de espejos. Y que entre destellos añoran encontrar lo que un día fueron.

Cristal, lámparas que se desprenden del techo. Frescos. Puertas dobles. Oro. Rey Sol. Antigüedad. Edad temprana. Edad madura. Cristal. Espejos.

Mirada, rostro, cuerpo, movimientos.

Pupilas umbrías, pupilas centelleantes. Sueños.

Mirada. Pedacitos de mi alma.

¿Alma?

¿Dónde está mi alma?


(Salón de los espejos en Versalles. Con 10 años quedé hechizada. Con 26 me enamoré aún más al comtemplarlo. Mi rincón favorito de Versalles. Fotografía en tono dramático realizada por mí durante el verano).




ANGELES INFINITOS

Ángeles de rostro marmóreo y triste. De alas desgastadas por el tiempo, de cuerpo arrugado y congelado por la escarcha de los siglos.

Ángeles infinitos.

Ángeles que protegen, custodian, escuchan lamentos y peticiones. Que lloran sangre y sudor, que derraman rímel y cenizas, que sonríen sin ser vistos. Que se comunican en silencio.

Ángeles infinitos.

Ángeles cuyas miradas traspasan la piedra y penetran corazones. Tornándose inolvidables.

Ángeles de rostro marmóreo y triste, de alas agrietadas por el sufrimiento, de cuerpo paralizado por la escarcha de los siglos.

Ángeles infinitos.


(Ángel custodiando uno de los puentes del Río Sena. Capturado en nuestro paseo por el Sena en Bateaux Mouches. Fotografía por M.G.M.).



TORRE EIFFEL

Y entre la niebla de la noche su luz apareció. Sus destellos danzaron iluminando con su magia: siluetas, corazones, gárgolas.

Su luz radiante congeló el tiempo, avivó la sangre y susurró al corazón toneladas de sueños.

Y a cada parpadeo nuevas ilusiones nacieron.

Y entre sus antiguos cimientos de hierro revolotearon un montón de recuerdos de otros tiempos, otra edad, otros pensamientos.

Y la noche indefensa se rindió ante su majestuosidad, relegándose a un segundo plano.

Luces, amor, romanticismo, ilusión, tarareos, susurros, voz.

Nunca una dama de hierro tuvo tanta belleza.

Nunca una dama de hierro iluminada desprendió tanta magia engalanada de sueños.

Pestañeos de luz.

Destellos.

Recuerdos.

Shhhh.

Sueños.


                                 (Torre Eiffel durante nuestro Paris iluminado. Fotografía de M.G.M.).