lunes, 11 de febrero de 2013

ANGELES DEL FIN DEL MUNDO

Una de las cosas buenas de participar en concursos es la elaboración de fragmentos que de no ser para éstos no crearías nunca.

Eso me ha pasado a mí. No he ganado, ni he quedado finalista, pero si he creado. Y eso es lo importante para aquellos que juntamos palabras. Crear.

Lo he revisado, incluido nuevas palabras...y aquí os lo traigo. ANGELES DEL FIN DEL MUNDO. Espero que os guste aunque sea un poquito:


En una pequeña Moleskine de tapas negras decoradas con átomos bailarines y un corazón, aparecieron escritas estas palabras:
  
“CAOS 

<< El caos se había instalado en el planeta Tierra. 

El Fin del Mundo proclamado para el 21 de Diciembre del 2012 parecía llegar desde la lejanía, con fuerza. Aunque aún faltaban tres días para esa fecha.

Un virus maligno parecía haberse apoderado de un porcentaje de las distintas poblaciones del planeta. La gente parecía haberse vuelto totalmente loca. Desquiciados corrían por las calles todos juntos -como un ejército del mal-, entre gritos desmesurados e incomprensibles. Parecía como si hubiesen respirado una toxina que, al penetrar en sus pulmones, hubiese contaminado su sangre tiñéndola del mismo color que la oscuridad. 

Destrozaban todo lo que tenían a su alcance. Incendiaban los contenedores de basura. Rompían los cristales de los comercios, los escaparates de los bancos, las puertas de las casas. Tumbaban las farolas a patadas. Arrancaban árboles y flores y los lanzaban a los ríos, vertían gasolina sobre los prados de verde hierba hasta reducirlos a cenizas negras. Rabia, ira y destrucción llevaban ancladas a los latidos de su corazón.

Aquellos que seguíamos comportándonos de forma normal, corríamos apresurados para refugiarnos. Sin embargo no todos logramos salvarnos. Algunos murieron desangrados a manos de esas almas negras. Entre golpes, arañazos, mordiscos, navajazos. 

Muchas mujeres fueron ultrajadas y torturadas a manos de auténticos salvajes desalmados. Y las que lograron permanecer con vida, asustadas, intentaban ponerse en pie para caminar mientras las gotas de sangre se resbalaban pegajosas por su piel. 

Yo tuve suerte.

Los heridos corrían despavoridos en busca de un refugio, de hospitales, de un lugar seguro. Intentando sobrevivir al desastre. Como yo.

Por el camino…

Coches que explotaban. Cuerpos desmembrados que adornaban el negro alquitrán de las calles. Armas que se disparaban por el pulso de manos inconcretas. Cadáveres que yacían tornándose rígidos sobre las aceras manchadas de vísceras, piel y sangre. 

Mucha sangre. Líquida y espesa. 

Los gritos de terror se mezclaban entre los gritos de guerra. El silencio había sido silenciado. El ruido era insoportable.

Los chillidos, los llantos, los ladridos de los perros, los maullidos de los gatos. Los lamentos de los animales que habían escapado de los bosques asustados y que ahora agonizaban en el ajetreo malévolo de las ciudades sitiadas. 

El ruido de las sirenas de ambulancias urgentes que acudían al encuentro de víctimas a las que atender, de las sirenas de los camiones de bomberos que cruzaban las esquinas con impaciencia por llegar allí donde el fuego se había instalado contaminando el aire para respirar. 

El ruido de las bocinas de los coches que cruzaban las carreteras a gran velocidad, y que en su intento de buscar una salida hacia otro lugar arrollaban personas inocentes. 

Caos. Fuego. Humo. Destrucción. Violencia. Y más fuego.

Una parte de la Humanidad se había propuesto acabar con las almas puras y blancas que aspiraban a vivir en un mundo mejor.

Era una lucha entre el Bien y el Mal. Y el Mal estaba siendo más poderoso.

Y la Naturaleza cansada de desaires comenzó a defenderse como pudo ante los ataques. Terremotos y más terremotos, huracanes, casas y coches que volaban por los aires, un sol intenso que provocaba quemaduras graves en la piel de aquellos que no tenían ropas fuertes con las que arroparse. 

Las carreteras y autopistas se agrietaban entre estruendos inmensos, edificios enteros eran tragados por una especie de agujero negro, llevándose con ellos un montón de personas que gritaban aterrorizadas sabiendo que iban a morir. 

Aún recuerdo todos y cada uno de los gritos que escuché mientras corría esquivando precipicios y grietas, de camino al hospital. Tenía el cuerpo amoratado y ensangrentado por las patadas que me habían dado dos adolescentes de unos quince años, tirándome al suelo. Pero en cuanto pude escapar no dejé de correr, a pesar del dolor en mis piernas. Instinto de supervivencia, quizás.

Sin embargo los gritos de horror de la gente me irritaban, mermaban mis fuerzas, me debilitaban el alma. Esos gritos son ecos que aún hoy me paralizan la sangre al recordar.

Las tormentas eléctricas traían consigo lluvias torrenciales que inundaban las ciudades. Todo quedaba a merced del agua, flotando, hundiéndose, sobreviviendo, muriendo. Por no mencionar las islas sepultadas por grandes olas gigantes que habían arrasado con grandiosas civilizaciones en escasos minutos.

Tratábamos de ponernos a salvo, pero el mal avanzaba sin pausa. Ningún lugar parecía lo suficientemente seguro para resguardarse.

En el fondo de nuestra alma percibíamos que el destino estaba escrito, y que antes o después todos íbamos a morir. Lo que estaba claro era que al 21 de Diciembre no sobreviviría nadie. O eso pensábamos.

En mi huida escuché que había lugares en los que la noche ciega se había instalado de forma perpetua, provocando suicidios colectivos ante la desesperación. En cada sombra se preveía un peligro y muy pocos habían soportado la oscuridad profunda. Habían preferido quitarse la vida antes que ser asesinados en manos de algún desconocido hambriento de muerte.

Los asaltos, los disturbios y la violencia crecían a pasos de gigantes. Cada vez eran más salvajes, cada vez eran más las personas contaminadas.

Las flores del mal florecían con voluntad y las almas puras se convertían en fantasmas. Lo pude ver con mis ojos durante todo el camino.

Suspiré profundo al cruzar la esquina tras la que se encontraba el hospital de mi barrio, creyéndome liberada. 

- Mi salvación a menos de diez pasos. Mi botón de pausa ante el terror - susurré.

Pero en ese mismo momento alguien me abrazó por la cintura impidiéndome llegar. Cerré mis ojos bruscamente, salté, pataleé y luché con todas mis fuerzas intentando escapar. Sin embargo sus manos eran demasiado fuertes.

Cuando abrí mis parpados para saber quién era mi asesino, me encontré de frente con un chico de pelo rubio y ojos de color azul intenso. Era alto, de cuerpo atlético y fibrado, y las facciones de su rostro eran las más angelicales que había visto jamás. 

- Pero no todos los asesinos tienen cara de asesinos - pensé.

Todavía estaba procesando lo que mis pupilas vislumbraban cuando unas enormes alas blancas se extendieron tras su espalda y protegiéndome contra su pecho se elevó en el aire y voló hacia las nubes. Perdí el conocimiento.

Cuando desperté horas después me encontraba en el salón de un rascacielos inmenso, desde el que se podían ver dos mundos. Uno destruyéndose entre llamaradas de fuego y humo, con gente corriendo y carreteras que se abrían tragándose todo. Y otro intacto, sin estrenar.

Por el aire volaba una gran legión de ángeles que rescataban a las personas con las que se encontraban, regalándoles una nueva oportunidad. Como a mí.

Entendí, por lo que otro superviviente del desastre me contó esa misma tarde, que una legión de inmortales había sido enviada a la tierra para salvar a las almas de corazón puro que soñaban con un mundo mejor, y que las llevaban hasta ese rascacielos porque era el lugar de reunión.

Y que en las horas siguientes las almas negras perecerían. Se asesinarían los unos a los otros al no tener almas puras a las que matar. El Mal contra el Mal. 

Y cuando el agujero negro que se estaba abriendo se hiciese infinito, lo que quedaba del planeta Tierra se autodestruiría. Justo el día que algunos habían pronunciado como El Fin Del Mundo. 

Sin embargo, aquellos supervivientes que habíamos sido salvados por nuestros ángeles de la guarda, podríamos empezar de nuevo en un mundo por estrenar.

Un mundo donde la felicidad y la paz reinarían. Donde la maldad no existiría. Donde el amor, los sueños y la magia revolotearían en el aire. Un mundo en el que mereciese la pena vivir. >>

Estas son pinceladas de mi historia, y de la historia de otros supervivientes. Una crónica breve de aquellos días. Nos salvamos. El antiguo planeta Tierra murió por completo con todas las almas negras dentro. Ahora vivimos en un mundo nuevo. El 2013 comienza hoy.

Gracias al poder de la magia, de los sueños, de los universos paralelos, y a los ángeles inmortales que nos salvaron…otro mundo ha sido posible, otro año más ha nacido. 

Escribo para que no se me olvide lo vivido. 

Tuve miedo, pero ya no lo tengo. Ahora tengo esperanza. Esperanza de poder seguir viviendo en un mundo que no se contamine.

Además no estamos solos, tenemos ángeles que nos protegen y que nos guiarán a cada latido de nuestro corazón por el camino correcto. 

Lo que suceda a partir de hoy, solo el tiempo lo dirá.  Y quizá otras manos lo escribirán y otro corazón lo susurrará en este mismo lugar. 

En un pequeño salón, sentado en un sofá de cuero blanco nuclear, mirando por la ventana hacia el mar. Mientras un ángel rubio de ojos azul intenso lo vigila entre sonrisas. Igual que a mí.

Angelique.”






* La moleskine con átomos cuánticos me vino a la mente gracias a un ejemplar de edición limitada que surgió con la novela Quantic Love de Sonia Fernández-Vidal.

**El ángel rubio del que hablo, digamos que se parece mucho (bastante) a Joseph Morgan. Culpa de The Vampire Diaries. Adoro a Klaus xD

6 comentarios:

  1. Sin duda elegiste un buen modelo para inspirar a ese ángel * . * (es lo que tienen los híbridos xD)
    Como ya te dije me gusta mucho cómo resuelves el conflicto, pues es el propio mal el que marca su final. Acabar con las almas puras es solo una excusa, lo único que quieren es muerte, y cuando ya no quedan seres bondadosos atacan a aquellos que aún siguen con vida... Ellos mismos.

    También me ha gustado cómo narras la historia, a través de las palabras escritas en esa libreta.

    Y ese nuevo plan para la supervivencia, un nuevo mundo, una nueva oportunidad...
    Un final lleno de esperanza.


    No te preocupes por el resultado del concurso, porque al fin y al cabo esto es solo otro paso más en tu camino.

    Mil besos llenos de palabras.

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  2. Desde luego el ángel está muy bien escogido, Rebeka ^ ^ Me ha gustado mucho el relato, siempre me gustan tus palabras, tienes muy buenas palabras, muy bien escogidas, líricas... Quizá podrías haber resaltado más la idea central del sacrificio de las almas puras, pero tampoco me haga mucho caso... De todas formas estoy segura de que llegara tu momento, Rebeka y también estaré aquí para verlo. Muchísimos besos.

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  3. Aquí veo un potencial tremendo para una novela. La acción está narrada con un estilismo impecable, lleno de frases cortas que se intercalan entre las partes más descriptivas y puntos seguidos que nos obligan a golpear la lectura. De esta forma consigues evocar el clima desolador que rodea a la protagonista. Y qué decir del ángel salvador... Normal que te inspirase jejeje. Tengo curiosidad por saber qué les depara a los salvados en ese nuevo lugar...

    En cierto sentido (aunque suene a consolación) todo participante de un concurso tiene su premio. Yo nunca he participado, pero creo que si lo hiciese me ayudaría a desempolvar mi estilo para descubrir nuevos terrenos, algo parecido a lo que te ha ocurrido a ti. Y sea cuál sea su resultado, siempre ganas algo de la experiencia.

    Un besote ^^

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  4. Sabes que los ambientes lúgubres me encantas, que te diré de los apocalípticos.
    Me gusta. Sí. Así de claro. Quizá le faltan unas páginas más...
    Jejeje

    Besitos

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  5. Estoy con Joan, creo que la historia -tal como la has planteado- necesita de unas páginas más. Eso no significa que no haya sido de mi agrado, justo al contrario... me gustó mucho la idea y tiene un buen desarrollo, una narración pulida, pero tal vez fuera merecedora de más trabajo :)

    Así que muchos ánimos y felicitaciones por este trabajo! Así como un fuerte abrazo y ronroneos

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