martes, 5 de febrero de 2013

SKELETONS IN MY CLOSET

Skeletons in my closet.

Soledad. Miedo. Desamparo. Voces. 

Susurro de voces.

Blake lleva dos horas intentando silenciarlas. Cobijándose debajo de la almohada, tapándose sus oídos, tarareando sus canciones preferidas, intentando pensar en otra cosa. Pero las voces siguen ahí. Intactas. Dentro de su armario.

Y viejos fantasmas arañan el silencio con sus garras enfurecidas. Y el crujir de la madera tintinea. Y la ansiedad se hace a cada latido más grande. Y los anhelos se desintegran, los sueños se desvanecen. Y los fantasmas ya se han ganado nuevas almas con las que alimentar su ego.

Se levanta con prisas y se prepara una ducha. Quizá las gotas de agua caliente consigan calmarla. Suele funcionar. Apresurada se quita la ropa mientras se divisa en el espejo. Quizá entre tanta mirada logre encontrarse.

Restos del maquillaje de la noche anterior aún tintan su piel blanca. Su largo cabello rubio -electrificado y enmarañado por todas las vueltas que ha dado mientras dormía- cae sobre sus hombros en pequeños bucles.

Sus labios carnosos aún contienen rastro de un pintalabios negro. Negro. Al igual que su sombra de ojos y su eyeliner -que difuminado ha disfrazado su mirada para ocultar el tono violáceo de la piel bajo sus párpados-. Negro al igual que su esmalte de uñas, al igual que su ropa, al igual que su alma. Todo negro. 

Oscuridad. Solo en la oscuridad se siente bien.

Deja caer su pijama de esqueleto al suelo, se quita su ropa interior y se mete en la ducha. Indefensa. Sin barreras que oculten su piel, a corazón descubierto.

Y el agua caliente la relaja. Mientras el gel con olor a fresa le acaricia la piel, mientras el champú mentolado oxigena sus cabellos, se da cuenta de que las voces han cesado. Es como si no soportasen el agua. 

Solo hay dos cosas que las mantienen en silencio y a raya: el agua y la oscuridad.

Blake no sabe el motivo. Divaga. 

A veces piensa que como en la oscuridad es donde ella se encuentra y no se siente perdida, por eso las voces callan. Sin embargo hay momentos en los que ni la oscuridad la protege. A veces piensa que bajo la influencia del agua no pueden tocarla porque el agua purifica, el agua sana. Desdibuja los rastros y limpia las heridas. Y ahí no va tan desencaminada.

Lo que no sabe es que esos esqueletos no soportan la luz, necesitan muerte, sombras. Lo que ella no sabe es que el agua es transparente y les refleja al visionarse lo que son verdaderamente. Espectros.

Pero una vez que se sale del refugio…Dentro de su corazón voces desenfrenadas siguen repiqueteando a cada latido.

Blake se mira en el espejo, pero no se encuentra. Se toca pero no se siente. Y eso es lo que ellos quieren.
Y descoloca sus cabellos rubios con las yemas de sus dedos. Y gotas de agua tropiezan en el cristal, suicidándose lentas hasta caer en el lavabo.

Y acaricia su rostro y su cuerpo delgado mientras reparte la crema hidratante con olor a coco, deteniéndose a contemplar, pero nada sucede.

Se viste a toda prisa. 

Se pone su conjunto de Victoria Secret ‘s de encaje rojo, su camiseta de Murderdolls, sus calcetines negros. Introduce sus piernas en los vaqueros ajustados y rotos, y se calza sus botas New Rock. Se maquilla, oculta su mirada tras la estela lóbrega de un eyeliner tembloroso, y sus labios tras pincelas umbrías del mismo pintalabios de siempre. 

Se mira en el espejo y sonríe. Las voces solo han perdurado desde que ha cerrado el grifo hasta que se ha vestido.

Y animada adecenta su habitación y sale de casa. Se sumerge en su música preferida gracias a los auriculares de su mp4. El mundo queda lejos. La realidad queda lejos. Al igual que los miedos, al igual que las voces, al igual que los fantasmas.

Y Wednesday 13 susurra con su voz estridente: “They come and talk to me, When I am all alone, They always remind me of, All the things that I’ve done wrong. It’s scary, disturbing, but somehow I’m not sorry, They only thing that’s even real, Is the feeling that I don’t feel.”

Y ella intenta no perderse en su caminar, no tropezar una vez más. Cuando escucha a Wednesday 13 cantar sobre sus esqueletos, ella se siente acompañada. Ella también tiene secretos. También tiene fantasmas en su armario. También tiene muertos que la impiden avanzar, esqueletos cuyas voces la incitan a cometer locuras.

Pero intenta enfrentarlos aunque no siempre lo consiga.

Aparenta caminar lenta, sin prisas, sin lastres, sin miedos. Sin embargo la realidad es muy distinta. Ahora tiene su oscuridad. Su bálsamo, su refugio.

¿Qué sería de ella sin su disfraz oscuro, sin su coraza negra?

No sería más que una adolescente indefensa, débil, miedosa. Un corazón tembloroso. Un alma gris, sin brillo, sin luz.

Pero ahora sus ojos brillan. Ahora las voces no le atosigan, pero acechan justo detrás de su sombra, esperando su momento. Es ese halo blanco presente en su mirada lo que ellos temen, ellos necesitan muerte…

Pero ahora sus ojos brillan…

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Aunque no siempre sus pupilas centellean.

Han pasado las horas, ha vuelto a casa y está tumbada en su cama.

Pensando en sus esqueletos, con una libreta de hojas a cuadros entre las manos. Dubitativa. Algo en su interior lleva horas susurrando palabras dentro de su atormentada cabeza.

Palabras que ha comenzado a dibujar con una pluma estilográfica, tiñendo el papel de letras inconcretas. Letras que cantan: 

SKELETONS IN MY CLOSET

Sueños que se desvanecieron como una voluta de humo de un cigarro consumido entre el aire espeso.
Amigos de dagas frías y puñales directos que desangraron mi confianza y se esfumaron entre mis dedos. Dejé de contar. No tengo.

Despedidas con sabor a muerte.

Imágenes de un pasado que ya no volverá. La princesa del cuento ha perdido su tiara reluciente.
¿Amor? No sé dónde está.

¿Traición? Mi fiel compañera.

¿Amor? ¿Desamor? ¿Muerte? ¿Desolación?

Y esta puta soledad que me abraza. Una y otra vez.

Tormentas de lluvia intermitente. Torrente de lágrimas viajeras. Viento que sacude, viento que se lleva lo que no regresa.

Vacío del alma. ¿Alma? ¡Alma gris, rodeada de tinieblas!

Sangre congelada. Frío en las venas.

¡Oscuridad regresa a mí, oscuridad!

¡Oscuridad, solo contigo me siento bien!

Pero nadie me escucha, nadie oye. Plegarias malgastadas. 

Esqueletos.

Recuerdos hirientes que paralizan mis latidos. Demonios que chupan mis fuerzas. Esqueletos en mi armario disfrazados de fantasmas del pasado.

Esqueletos que gritan mi nombre entre las telarañas de la memoria. Que ansían lágrimas. Que sueñan con mi sangre. Que sonríen. 

Una y otra vez. 

Y el sol no calienta, y la noche pasa deprisa dejándome sola.

Toc-toc. Llaman a la puerta. ¡Blake! ¡Blake! Gritan mi nombre. Toc-toc ¿Estás?

- ¿Por qué no me dejáis en paz? -les pregunto entre gritos temblorosos. Pero mi voz les alimenta, les da fuerzas, les torna reales.

Toc-toc.

Soledad. Miedo. Cansancio. Lágrimas. Sangre. Muerte.

Esqueletos en mi armario. Y los gusanos, que desprenden sus cuerpos amortajados, escupen bilis sobre mis sonrisas torcidas. No las quieren.

Esqueletos en mi armario. Secretos. Sangrientos secretos. Remordimientos.

Toc-toc.

Gritos dantescos. El reloj con su vaivén aumenta el tiempo y ellos no se van, me gritan, no me dejan. No cesan en acercarse. Me acechan. Me hacen temblar, lloro desesperada mientras ellos se deshacen en carcajadas hambrientas.

¡Nooooo! No puedo más. No puedo.

Esqueletos en mi armario danzan su danza macabra entre sonrisas tenebrosas.

Y de mis ojos brotan lágrimas. Lágrimas negras empapadas en rímel. 

Y de mis ojos brotan lágrimas. Lágrimas escarlatas empapadas en sangre derramada.

Y ellos sonríen.

No puedo.

No quiero.

Corazón roto. Desfigurado. Sin vida.

Y ellos sonríen.

Esqueletos en mi armario. Gritan. Crecen. Susurran. Tararean. Saltan de alegría, desgarran la madera con sus afiladas uñas.

Silencio. Soledad. Miedos. Ruido de voces intangibles.

Toc-toc. Llaman a la puerta.

Desamor. Traición. Sueños desgastados. Puñales. Llaman a la puerta.

Entran.”

Y termina de escribir. Entre lágrimas. Sin sonrisas. Y ellos triunfantes gozan de placer. Gimen orgasmos delirantes que aniquilan el silencio.

Blake llora. Necesita música. Necesita sentir algo. Pero no tiene fuerzas.

Cierra la puerta de su habitación. Enciende una vela negra. Coge su afilada cuchilla de afeitar y la da permiso para danzar sobre su piel nívea.

Y su brazo izquierdo parece un mástil. Cada huella de heridas viejas un traste diferente. Y la cuchilla fría e impasible danza, como danzan las púas de su guitarra marcando los acordes. Y la sangre brota derramando miedos, y la sangre brota derramando lágrimas. 

Y los esqueletos sonríen sedientos de más, se alimentan pero no están satisfechos, quieren su muerte.

Y ella se tapa los oídos, y grita en silencio, una y otra vez, pero las voces no callan. Tienen fuerzas renovadas. 

Y entre murmullos decide tararear la canción “Skeletons”. Su canción preferida. Y recuerda la voz de Wednesday y las fuerzas vuelven, la oscuridad la mece, la acuna.

Y una mueca torcida con aires de sonrisa resplandece, mientras gotas de su sangre se resbalan en zig-zag.

Y guarda la cuchilla en el fondo del cajón. Y coge su guitarra posada en un rincón, en una esquina cualquiera. Y abre su funda, y desliza sus dedos sobre el mástil. Y coge la púa negra que lleva su inicial en rojo sangre.

Se tumba la cama y posa la guitarra sobre su cuerpo. Su fría caricia al contacto con su piel, la pone la piel de gallina. Sonríe.

Y comienza a marcar los acordes de Skeletons. Y mientras sus dedos se deslizan las notas nacen, mientras sus dedos bailan la oscuridad regresa. Y en cada acorde un sentimiento, en cada vaivén melódico gotas de fuerzas de sangre derramada que no se derrama.

Y su voz susurra: “They’re leaving evidence of my darkest secrets…I hear them, they’re calling. The skeletons in my closet.

Y al tocar, Blake siente, Blake se encuentra. Y ella sonríe y su guitarra llora. Y ella sonríe mientras su guitarra derrama lágrimas escarlatas.

Tumbada en la cama, entre sonrisas. Tocando una y otra vez “Skeletons” con su ‘BC Rick, JOEY JORDISON, Signature Warlock’.

Recuerda a Joey Jordison. Su ídolo. Murderdolls, su logo tatuado. Wednesday 13, su voz. Y sonríe.

Y la oscuridad regresa, los sentimientos afloran, las sonrisas resplandecen, y los esqueletos lloran. 

Los esqueletos lloran lágrimas de sangre, lágrimas negras de rímel reseco. Y los esqueletos pierden fuerzas, y miles de gusanos afloran. Ya no quieren sus huesos yermos de muerte. Les asusta la luz, ansían sombras.

Y la oscuridad regresa, los sentimientos afloran, las sonrisas resplandecen, y los esqueletos lloran. 

Y Blake se siente viva.

Y la vida se balancea. 

Y las heridas se secan. Heridas que cicatrizarán bajo el agua caliente de la ducha horas más tarde. Entre cosquilleos y escozor. Como siempre.

Y Blake se siente viva. Y se ilusiona, y sueña con encontrar el punto de equilibrio entre sentirse muerta y encontrar las fuerzas.

Y Blake sonríe. Y los esqueletos lloran.

Esqueletos en su armario que moran esperando a que se la quiebren las fuerzas.

Y Blake sonríe. Y los esqueletos lloran.

FIN

*Relato inspirado en la canción “Skeletons” del grupo de horror punk “Wednesday 13”, después de escucharla en bucle dentro de mi cabeza durante una semana.

Canción:

http://www.youtube.com/watch?v=S6qOfk-OX8w

JOEY JORDISON (batería de Slipknot y guitarra de Murderdolls). Con su BC RICK SIGNATURE WARLOCK.



4 comentarios:

  1. Wow! Sería una gran canción y una hermosa poesía. Me encanta!

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  2. Veo que al final si que había esperanza para Blake.
    Me parece muy misterioso, esas voces que le hablan...
    ¿qué será lo que habrá hecho para tener espectros atormentándola?
    Aunque sea de modo figurado.
    Es increíble cómo de una canción puede surgir toda una idea fantástica.
    Buen relato, amiga :)

    Besos.

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  3. Ufff, es muy, muy bueno esto Rebeka.... totalmente poético, muy sugestivo... La atmosfera, las palabras, todo me ha gustado, perfecto de veras :))))

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  4. Bufff, ojalá a mí la música me inspirase de tal modo jejeje. Es un relato espeluznante y a la vez esperanzador. Ser espectador de la lucha interna de Blake a hecho que se forme un nudo en el estómago en algunos momentos, pero el final es inmejorable. Una sonrisa siempre es inmejorable.

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