Otoño.
Cada sentimiento que muere al ser pronunciado, cada
susurro murmurado, cada palabra escrita, cada caricia furtiva, cada beso
robado, cada abrazo regalado, cada gesto transmitido, cada mirada profunda.
Mueren y renacen cada día. Otoño y primavera. Igual
que en mi corazón, con pinceladas de sol y de invierno, de lluvia y nubes
negras, de brisa del mar y luz eterna. De azul y estrellas.
Y regresan a mí los recuerdos, con más o menos
fuerza, sueños, ilusiones, sonrisas…
Como pequeñas hojas caducas, que aunque hayan caído
al suelo y el viento las silbe y las azuce, siguen ahí, marrones e intactas,
sin desintegrarse. Alimentando la sangre. Protegiendo las raíces de mi corazón,
las raíces del árbol de mi vida.
Otoño, primavera, un poco de verano y toneladas de
invierno. Yo. Otoño.