Angel estaba subido a su plataforma bailando como
cada fin de semana.
Al otro lado se encontraba su compañera Lizzy
meneando las caderas mientras era observada por la mayoría del público del bar.
Los hombres se la comían con la mirada y las mujeres también, excepto aquellas
que la envidiaban.
La verdad es que la chica tenía un cuerpo de infarto
y sabía moverse de una manera demasiado sensual sobre la plataforma de hierro.
Pero no todas las miradas masculinas se centraban en
Lizzy. Algunos preferían deleitarse con los movimientos de alto voltage de
Angel. Cualquiera diría que la primera noche que le tocó hacer de gogó -minutos
antes de salir a bailar-, estuvo diez minutos en el baño de los camerinos
vomitando por culpa de su pánico escénico.
Ya no quedaba nada de aquel chico heavy de look desaliñado
y apariencia tímida que se presentó en el bar tres meses atrás para pedir
trabajo como camarero. Ahora sabía cómo provocar con la mirada y cómo acariciar
su cuerpo para que el público se excitase al máximo.
Desde que trabajaba en el bar, cuidaba más su
aspecto, iba al gimnasio dos veces por semana -lo justo para estar un poco marcado
sin parecer un muñeco anabolizado-, y eso se notaba. Todas las féminas estaban
deseosas de llevárselo a la cama, no le perdían de vista en ninguno momento.
Incluso su compañera Lizzy había intentado ligar con él en más de una ocasión.
Todas excepto Rebecca.
Rebecca parecía no caer rendida a sus encantos.
Nunca tenía un gesto más allá de lo estrictamente profesional. Estaba de
acuerdo en que como jefa de personal, -aparte de camarera y dependienta en el
sex-shop contiguo al bar-, debía posicionarse en su lugar, pero…
Ni siquiera le había regalado una mirada mientras
bailaba, o cuando trabajaba a su lado sirviendo copas tras la barra y eso que
el uniforme masculino consistía en pantalones de pvc negro marcando paquete,
botas new rock y unos finos tirantes como camiseta.
- ¿Le gustarán las chicas? - se dijo para sí mismo
aquella noche.
Siempre se saludaba con un beso en los labios con
Mary, pero era su mejor amiga. Y con Andy también se saludaba así, pero Andy
era gay, así que ese ejemplo no valía. Además según le había contado Lizzy,
estuvo muchos años saliendo con el guitarrista de un grupo de death metal hasta
que la relación se terminó por culpa de la distancia.
- ¡Es hetero fijo! ¡Tengo que llamar su atención
como sea! - fueron sus últimas palabras antes de dejar la mente en blanco en un
intento de máxima concentración y comenzar a moverse al ritmo de la canción
“Tainted Love” susurrada por Marilyn Manson.
* . * Marilyn Manson
ResponderEliminarya sabes que al convinación buen relato + buena música consigue encandilarme con facilidad.
El título desde luego me parece de lo más apropiado. Y la forma de narrar es bastante amena, tampoco hay faltas de ortografía, por lo que la lectura es agradable.
El nombre del local me encanta * . *
Me ha gustado como párrafo a párrafo nos has ido presentando a los personajes, los cuáles parecen muy humanos. En cualquier caso, por el momento sabemos poco de ellos.
Seguiré leyendo, besos.
Bienbienbieeeen:)!
ResponderEliminarOye guapa, mucha sgracais x pasarte y opinar tan originalmente... ya sabes... sigue disfrutando la vida :*
Un abrazo graande :)))
¿Y ahora qué? ¡¡Quiero saber más!!
ResponderEliminarMe encanta lo poco que sé de este chico y lo poco que sé de Rebecca también. Parece un personaje fuerte, no debe ser fácil resistirse a unos encantos como los de Ángel ;)