martes, 19 de marzo de 2013

PALABRAS AL AIRE

En días como éstos, de celebraciones marcadas, hay quienes tendemos a tener más presente lo que no tenemos.

Nos gustaría regresar al pasado. Poder abrazar a nuestros padres, y a los abuelos que fueron padres. 

Decirles que les queremos, que nos sentimos muy orgullosos de tenerlos a nuestro lado. Y llenarles de besos.

Hoy, con el corazón en la mano, tecleando palabras, sé lo que no tengo.
 
Pero también sé lo que tengo.

Tengo la palabra. Una creatividad desarrollada, y una imaginación muy poderosa.

Y mediante mis palabras, la vida se torna de diferente color. 

La vida, mi realidad es como yo quiero que sea. Rozo la fantasía y elaboro un nuevo mundo donde me siento a gusto.

En ese otro mundo creado por mí, tengo a mi padre y a mi abuelo conmigo.

Sus cenizas dejan de ser cenizas para ser cuerpos otra vez, para ser huesos y piel, para ser corazones latentes de pulsos enérgicos.

Dejan de estar muertos para estar vivos. Y es que al fin y al cabo siguen y seguirán siempre en la corriente continua de mi sangre. Y cierro los ojos, recuerdo y todo es distinto.

Miro antiguas fotografías y ellos siguen aquí, conmigo.

Y entonces nos perdemos en sonrisas, en abrazos, en silencios donde las palabras callan y hablan las miradas.

Y entonces nos perdemos en besos y arrumacos, y mi corazón late contento.

Y les abrazo, rodeó su cuello con mis manos, y al oído les susurro entregándoles un manuscrito:

— ¡Feliz día del padre, papá!

— ¡Feliz día del padre, abuelo!

Y entonces nos perdemos en besos y arrumacos, y mi corazón late contento.


Y no es solo fantasía, también es realidad. Porque ahora ese manuscrito dejó de ser un sueño para tornarse real.

Es realidad porque yo quiero que sea real. Y me basta con desearlo y creerlo.

Mi promesa, prometida y cumplida. Solo para ellos, solo por ellos.
 
Porque mis palabras nacieron de mí a través de su sangre, la sangre que me dieron y que llevo en mis venas.

Y sus cenizas dejan de ser cenizas para convertirse en cuerpos, en corazones que laten fuertes. Vivos, más vivos que nunca.

Y me siento contenta. Porque no hay nada que no pueda tener. Lo tengo todo.

Porque las personas permanecen muertas cuando se les olvida. Y yo nunca olvidaré.

Hoy, en el día del Padre, ellos están conmigo. Y siempre estarán.

Así, que…

— ¡FELICIDADES!

1 comentario:

  1. Lamento llegar con tanto retraso...
    Es precioso, muy tierno. Ya lo sabes, tú puedes
    vivir tal y como quieras, tan solo depende de ti.

    Y no solo recordándolos, tus palabras también los mantiene vivos.

    Tus palabras te llevarán lejos...

    Un fuerte abrazo :)

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