Nos gustaría regresar al pasado. Poder abrazar a
nuestros padres, y a los abuelos que fueron padres.
Decirles que les queremos, que
nos sentimos muy orgullosos de tenerlos a nuestro lado. Y llenarles de besos.
Hoy, con el corazón en la mano, tecleando palabras,
sé lo que no tengo.
Pero también sé lo que tengo.
Tengo la palabra. Una creatividad desarrollada, y
una imaginación muy poderosa.
Y mediante mis palabras, la vida se torna de
diferente color.
La vida, mi realidad es como yo quiero que sea. Rozo
la fantasía y elaboro un nuevo mundo donde me siento a gusto.
En ese otro mundo creado por mí, tengo a mi padre y
a mi abuelo conmigo.
Sus cenizas dejan de ser cenizas para ser cuerpos
otra vez, para ser huesos y piel, para ser corazones latentes de pulsos
enérgicos.
Dejan de estar muertos para estar vivos. Y es que al
fin y al cabo siguen y seguirán siempre en la corriente continua de mi sangre.
Y cierro los ojos, recuerdo y todo es distinto.
Miro antiguas fotografías y ellos siguen aquí,
conmigo.
Y entonces nos perdemos en sonrisas, en abrazos, en
silencios donde las palabras callan y hablan las miradas.
Y entonces nos perdemos en besos y arrumacos, y mi corazón
late contento.
Y les abrazo, rodeó su cuello con mis manos, y al
oído les susurro entregándoles un manuscrito:
— ¡Feliz día del padre, papá!
— ¡Feliz día del padre, abuelo!
Y entonces nos perdemos en besos y arrumacos, y mi
corazón late contento.
Y no es solo fantasía, también es realidad. Porque
ahora ese manuscrito dejó de ser un sueño para tornarse real.
Es realidad porque yo quiero que sea real. Y me
basta con desearlo y creerlo.
Mi promesa, prometida y cumplida. Solo para ellos,
solo por ellos.
Porque mis palabras nacieron de mí a través de su
sangre, la sangre que me dieron y que llevo en mis venas.
Y sus cenizas dejan de ser cenizas para convertirse
en cuerpos, en corazones que laten fuertes. Vivos, más vivos que nunca.
Y me siento contenta. Porque no hay nada que no
pueda tener. Lo tengo todo.
Porque las personas permanecen muertas cuando se les
olvida. Y yo nunca olvidaré.
Hoy, en el día del Padre, ellos están conmigo. Y
siempre estarán.
Así, que…
— ¡FELICIDADES!
Lamento llegar con tanto retraso...
ResponderEliminarEs precioso, muy tierno. Ya lo sabes, tú puedes
vivir tal y como quieras, tan solo depende de ti.
Y no solo recordándolos, tus palabras también los mantiene vivos.
Tus palabras te llevarán lejos...
Un fuerte abrazo :)