Desde que la oscuridad comience a balancearse con su
niebla, me tendrás atenta al cristal, esquivando las sombras. Mirando al cielo
en silencio con el corazón despierto.
Estaré esperando tu llegada.
Esta noche…cuando el reloj de la sangre marque las
12 y la hoja blanca del calendario se mueva para dar paso a un nuevo día,
estaremos juntos. Y podré susurrarte al oído: ¡FELICIDADES!
Como cada noche dejarás de ser meras cenizas grises
dentro de una urna de cerámica azul tras una lápida de mármol negro…para
convertirte en polvo luminiscente y titilar en lo alto del cielo.
Como cada noche, te convertirás en esa estrella que
me sonríe sin descanso, que acuna todos y cada uno de mis sueños, que me
protege y me guía para que mis pies deambulen por el camino correcto.
Como cada noche te convertirás en esa estrella que
ilumina mi corazón y me ayuda a resplandecer sin olvidarme de mis anhelos,
dándome la fuerza que necesito para luchar por ellos.
Estaré esperando tu llegada para que abrazados
sigamos robándole minutos al tiempo con los que seguir elaborando recuerdos, y
entre palabras, gestos y miradas cómplices rememoraremos aquellos instantes que
nuestros corazones vivieron.
Como cada noche te estaré esperando en las
estrellas.
Como cada noche en las estrellas nos
reencontraremos.
Y puede que al amanecer vuelvas a tu rincón umbrío
para dormir y descansar, para coger las energías necesarias para de nuevo en la
oscuridad poder brillar. Aunque seguramente no te haga falta, porque a ti
siempre se te dio bien eso de resplandecer.
Resplandecías y siempre sin pretenderlo. Siempre
fuiste una estrella. Mi estrella.
Y eternamente lo seguirás siendo.
Como cada noche te estaré esperando en las
estrellas. En estrella te convertirás y tu luz iluminará la tierra.
Como cada noche te estaré esperando en las estrellas
y como una pequeña estrella brillaré.
*Para mi estrella. ¡Felicidades papá!
18/03/2012.
:)
ResponderEliminarPrecioso, Rebeka. Como sabes yo no tengo padre y nunca lo tuve. Para mí el día del padre no existe, no tengo ni idea de lo que se siente cuando has contado con un padre para criarte, para acompañarte, para quererte... Y sin embargo me creo tus palabras como si fueran mías, me conmuevo como si supiese de qué estás hablando, como si fuese capaz de entenderte. Porque por unos minutos lo hago, mientras duran tus palabras y por suerte, las palabras son eternas.
ResponderEliminarUn abrazo ^^