Mi corazón se agitó y comenzó a latir apresurado,
como siempre cuando tiene ganas de sentir y siente demasiado.
Mi alma se balanceó entre el mar infinito y
cristalino que irradia mi mirada, produciendo pequeñas lágrimas transparentes
que encharcaron mis pupilas antes de suicidarse alocadas y atrevidas.
Bajo mi piel la sangre repiqueteaba danzando sin un
ritmo fijo, trasegando los caminos que está acostumbrada a deambular, cada día,
cada hora, a cada milésima de segundo.
Mis labios enmudecieron. Como siempre cuando quieren
hablar y por miedo permanecen entreabiertos sin mencionar una sola sílaba.
Pero de mis venas nacieron pequeñas letras. Junto a
mi sangre comenzaron a desparramarse palabras del mismo color que la noche,
llenando de oscuridad y tristeza un papel arrugado.
Arrugado como se arruga la piel con el paso de los
años. Arrugado como el corazón marchito que solo logra asfixiarse al latir
acelerado en un intento de conseguir sentir. Arrugado como se arruga la
comisura de los labios cuando persigue a una sonrisa terca que se pronuncia
impronunciable. Arrugado como los sueños que se destruyen y que no vuelven a
resurgir.
Pero de mis venas se desparramaron las palabras,
tintando el papel, diciendo lo que mis labios querían decir antes de
silenciarse.
Expresando todo aquello que nunca entenderás. Porque
estás a años luz de adivinar cómo me siento cuando siento.
Porque cuando lloro...Lloro para mí.
Porque he aprendido con el paso de los días a
sonreír cuando mis ojos vierten lágrimas invisibles. A gritar eufórica
desprendiendo felicidad cuando mi alma se ahoga.
Porque he aprendido a brillar aunque mi estrella
esté apagada. A soñar nuevos sueños cuando todo lo que tengo se escurre entre
los dedos de mis manos y subsiste la nada.
Porque solo cuando me desangro en palabras mi voz
susurra lo que quiere susurrar.
Y aquí estoy, disfrazando palabras, engalanando
sentimientos.
Expresando todo aquello que nunca entenderás.
Porque estás a años luz de adivinar cómo me siento
cuando siento.
Por mis venas se desparraman las palabras tintando
un papel blanco arrugado, del mismo color que luce la noche.
Desde luego, nadie puede saber cómo se siente cuando siente por mucho que quieras esforzarte en entender, comprender y ayudar a la otra persona. A veces los consejos sobran, las palabras de apoyo están de más y solo se necesita espacio para desparramar en un papel, en un liencio, en una melodía...todo lo que llevamos dentro.
ResponderEliminarUn besote :)
Creo que hay algo que todos debemos aprender, a sonreír y a llorar por nosotros mismos. A tener metas y perseguirlas usando solo nuestros pies. A caernos, y levantarnos sin necesitar ayuda. A saber que no necesitamos que los demás nos entiendan, sino entendernos a nosotros mismos.
ResponderEliminarEste es un camino que no da pasos atrás.
Besos
Sin duda las palabras son una buena medicina para el alma, y en muchas ocasiones, a través de ellas abrimos el camino hacia nuestro propio corazón, no solo a los demás (para que puedan comprendernos un poco más) si no también a nosotros mismos.
ResponderEliminarBesos y a seguir derramando palabras.
A veces con un simple abrazo se ayuda más que con palabras, no siempre se está dispuesto a escuchar pero si a sentir.
ResponderEliminarSaludoss!
Completamente deacuerdo con Gloria, un abrazo, una mirada, un sentimiento expresado vale más que mil palabras pero no por ello debemos dejarlas derramar sobre el papel blanco e infinito de nuestra mente.
ResponderEliminarUn abrazo