sábado, 21 de julio de 2012

GLOOMY SUNDAY

Un domingo más he regresado a nuestra playa para escuchar nuestra canción favorita y así poder sentirte más cerca.

Sé que estás dentro de mi corazón, en mi alma y en mi sangre, acompañándome a cada latido, aunque a veces no logre encontrarte por culpa de la tristeza.

En la voz desgarrada y ronca de Emilie entonando cada letra de ‘Gloomy Sunday’, encuentro un refugio de esperanza. Porque con solo escuchar cada nota regresa a mi mente el recuerdo de tus sonrisas y tu dulce voz siguiendo sus palabras.

Cuando la escucho puedo sentirte a mi lado acariciando mi piel. Siento tu respiración tibia sobre mi nuca, tus brazos rodeándome con su calor, tus ojos clavados en mis pupilas devolviéndome mi rostro sonriente y todo es más fácil.

Al bajar la cuesta del cementerio, me pregunté una vez más, si las almas que descansan aquí podrán escuchar el murmuro de las olas y encontrar en ellas los recuerdos de las personas que les acompañaron en vida. 

Ya sabes que no creo en otros mundos, ni en la existencia de un paraíso reinado por un Dios que todo lo ve, esos pensamientos son demasiado grandes y se me escurren entre los dedos de las manos.

Sin embargo pienso que las personas que se van no mueren del todo. Que siguen aquí, acompañando a los vivos en su deambular por la Tierra. Algo de todo lo que fueron tiene que quedar con nosotros ¿verdad? Me niego a pensar que solo son huesos y cenizas lo que permanece tras las lápidas de mármol. Me niego a pensar que tú te has marchado del todo.

Quizá sea solo mi necesidad imperante de encontrar un atisbo de inmortalidad, algo que me haga sentir que no estoy solo. Que la vida de los que se fueron sigue siendo vida de alguna manera. Quizá sea esa mi fórmula para no sentirme tan devastado.

Sé que he llegado a la playa aunque mi cabeza esté en otro lugar porque puedo oír el crujido de los vidrios de colores bajo mis pies al caminar. Esa sensación siempre me saca una sonrisa por mucho que la soledad me abrace.

Porque siento que esos cristales diminutos y esculpidos por el mar, se están apiadando de mí a cada paso pronunciado, acompañando a mi corazón en su latir y en su crujir, ya que a cada suspiro sin ti se rompe en un pedazo nuevo de cristal, resquebrajándose. Y lo siento porque cada gota de mi sangre se congela y se vuelve bohemia, abandonándose.

Con la mirada en el infinito acabo sentado en nuestra roca, esa que compartíamos cuando veníamos juntos hasta aquí para pararnos a observar el mar bravío, incluso en los días de invierno.

Diviso el fuerte oleaje que siempre se balancea entre estas rocas de la Costa de la Muerte, y pienso que no podría tener mejor nombre, ya que a cada pestañeo todo está lleno de su sombra gris. 

El cementerio, los cristales rotos, el susurro de las olas que se balancean hasta morir destrozadas por las piedras o convertidas en espuma blanca vaporosa, y el recuerdo de aquellos que perdieron su vida en este mar que lo rodea todo. 

Definitivamente la voz de Emilie entonando esta canción suicida es la mejor banda sonora para este maravilloso lugar, donde la muerte se apodera de cada rincón de mi cuerpo demostrándome que sigo vivo a pesar de todo, que sigo vivo aunque tú ya no estés aquí. Que estoy muerto estando vivo. Y eso es lo peor de todo. Ser consciente de que sin ti nada merece la pena. 

Cariño, he pensado tantas veces dejarme ir. Abandonarme, regalarme a la muerte para poder encontrarme contigo. Sé que así el dolor desaparecería. Lo único que me hace seguir es la promesa que te hice cada día de tus últimos meses hasta minutos antes de que cerraras los ojos para siempre.

Te prometí vivir, sentir y amar, sin olvidarte.

Pero a veces la tristeza me nubla demasiado y solo consigo distinguir la oscuridad. Y lo deseo con tanta fuerza, que no hago más que soñarlo. Lo sueño una y otra vez, y lo vivo con tanta intensidad que creo que cuando despierte estaremos juntos.

Un sueño que de estar viéndome te lastimaría en lo más profundo de ti. Lo sé porque no querrías ese final para mí. Lo sé, por cada palabra de tu carta, que está grabada a fuego en lo más profundo de mi alma. 

Aquella carta que me imploraste que leyera una vez que todo hubiera pasado, cuando llegase a casa después de que tus cenizas quedasen sepultadas bajo la losa de mármol beige.

Esa carta que cada vez que regreso aquí, releo. Para sentirte, para hacerme valiente llenándome de tu fuerza. 

Carta que dice así:

<< Amor mío,

Mi precioso Allen. Mi hombre extraordinario, mi amigo, mi amante y compañero.

Cuando estés leyendo estás líneas yo ya no estaré junto a ti. Que sepas que me habré ido sin querer, pensando en ti, siendo tuya hasta el final. No olvides nunca que nuestro amor siempre fue más grande que todo.

Se convertirá en cenizas mi cuerpo, pero mi corazón y mi alma siempre te acompañarán. Ambos son tuyos desde el día en que decidí pronunciar esa afirmación. El único si del que jamás me he arrepentido.

Viajaré contigo a cada latido de tu sangre, a cada suspiro de tus labios.

Aunque la tristeza te nuble las pupilas, my gloomy boy, tendrás que luchar amor mío. Yo quiero que sigas adelante, que pelees por abrir tu corazón a la vida, por convertir tus sueños en realidad, por sentir, por hacer de cada día vivido algo especial.

Vive. Solo así yo seguiré viviendo. Piensa que mientras tú vivas, una parte de mí seguirá siempre perpetua e inmortal entre los rincones del tiempo.

Cada noche podrás encontrarme en las estrellas, esas que siempre adorábamos juntos, mi pequeño. Yo te estaré esperando tras ellas para regalarte todas y cada una de mis sonrisas.

Vive, mi corazón inmenso. Vive, porque yo siempre estaré contigo.

Mi último suspiro será para ti. Mi último latido será en nombre de nuestro amor, un gran y verdadero amor. Recordaré tu mano agarrando mi mano, tus ojos, tus labios, cada centímetro de tu cuerpo. Así no tendré miedo. Contigo a mi lado jamás tuve miedo.

Vive, siente y ama, Allen. No olvides que esa fue tu promesa.

Me despido de ti, con lágrimas llenas de amor y admiración resbalando por mi rostro, sabiendo lo que dejo aquí, y lo que me llevo conmigo en lo más profundo de mí. Sonríe por los dos. Canta por los dos. “My heart is telling you how much I wanted you…”

Te amo Allen, con toda mi alma, mi sangre y mi corazón. Y siempre te amaré.

Recibe un abrazo infinito de esos que ni la muerte puede silenciar.

Tuya eternamente,

Dailin.>>

Y al acabar de leer, con lágrimas en los ojos no puedo evitar susurrar: ¡Qué fuerte eras mi amor! 

Eras tú la que se estaba muriendo, la que se estaba marchitando cada día por esa maldita enfermedad y aun así tus pocas fuerzas las gastabas pensando en mí, implorándome en cada palabra que viviese y luchase por ser feliz.

Eras muy fuerte y me hacías fuerte a mí. Me hacías grande. Me hacías creerme alguien, sentirme alguien.

Y ‘Gloomy Sunday’ sigue sonando una y otra vez, porque es la única canción que llevo guardada en el reproductor, y su voz te trae a mí. Y el balanceo del arco del violín sobre las cuerdas pronuncia cada desgarro de mi piel, cada chasquido del cristal de mi corazón, cada goteo de mi sangre congelada, cada oleaje en el mar infinito de mi alma.

Y mis lágrimas fluyen infinitas, y las olas siguen balanceándose hasta chocar contra las rocas, y algunos cristales rotos se esfuman y otros regresan, a cada vaivén, al igual que mis sueños y mis ilusiones, que en parte se fueron contigo viajeras hacia la eternidad, y en parte siguen aquí, en algún rincón oscuro de mi corazón, dispuestas a viajar con mi sangre cuando el frío de la melancolía se haya desvanecido.

Este mundo es tan vacío sin ti amor mío, mi Dailin. Que no puedo hacer otra cosa que pensar en ti a cada milésima de segundo para sentirme más completo.

Te amo con todas mis fuerzas, te extraño tanto... Y cada noche miro al cielo en busca de estrellas, con la esperanza de encontrar tus sonrisas en ellas, para poder sonreír yo.

Sé que algún día las heridas cerrarán, y mis ánimos cambiarán. Mis pupilas podrán mirar sin la niebla ocultando su mirada. Mi corazón latirá encadenado a las sonrisas y mi sangre fluirá liquida y revuelta. El tiempo acaba curándolo todo. Nadie mejor que yo  sabe eso. 

Mirando al mar he canturreado: ‘My heart is telling you how much I wanted you…’ por ti, por mí, por los dos…

Y seguiré viviendo. Intentaré pelear por mis sueños y ser feliz, para que sigas viviendo perpetua e inmortal junto a mí. Porque como decía nuestro E. A. Poe: “Ni los ángeles del cielo, allá arriba, ni los demonios en las profundidades del mar, podrán jamás desgajar mi alma, del alma de la hermosa Annabel Lee.

Tú siempre estarás junto a mi Dailin, en éste nuestro reino junto al mar.

Y cada día es un día triste sin ti, cada domingo es un domingo sombrío. Y solo en nuestra tristeza, en nuestra canción suicida, encuentro consuelo.

Gloomy Sunday.


*Ubicado en La Playa de los Cristales, en el municipio de Laxe. Galicia.

2 comentarios:

  1. Sunday is gloomy,
    My hours are slumberless
    Dearest the shadows
    I live with are numberless
    Little white flowers...

    Como ya te dije un relato precioso, cargado de melancolía y en un precioso escenario.

    Mil besos.

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  2. Una historia conmovedora, de las que te hacen llorar y reír al mismo tiempo. Eso no es nada fácil de conseguir como escritor. Muchas felicidades por esa pluma con la que te estás atreviendo a jugar porque el resultado es maravilloso.

    Besotes ^^

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