Los detalles guardados a tinta entre páginas, las
miradas cómplices, el poder del amor, las sonrisas, los abrazos, los besos
dados con ganas, el marca-páginas que estará por llegar, el paquete de cartón que
recoge un sueño cumplido, las cartas y los libros regalados, las llamadas telefónicas que alivian el corazón y las
palabras de un alma amiga que siempre te hace sonreír e incluso a veces llorar
de alegría…
Este está siendo el Octubre más gélido, sin embargo
sería una insensata si no me diera cuenta de todo lo que está sucediendo a mi
alrededor, de todo lo que la vida me está regalando. Sería poco inteligente si
no abriría bien mis ojos para divisar todos esos ángeles que vuelan cerca de mí
-a mi lado o en la distancia-, brindándome una pluma de sus alas con la que
secar mis lágrimas, brindándome sus consejos, sus sonrisas, sus palabras…
Este está siendo el Octubre más difícil.
Y sé que hoy, cuando me toque soplar las velas
imaginarias, sonreiré y al mismo tiempo lloraré…Sonreiré por todo lo bueno que
me está pasando. Lloraré por no teneros a ti y a la abuela a mi lado, por no
poder haceros partícipes de todo.
Y sé que hoy, cuando la tarde vaya cediendo su trono
a la noche y el sol entregue su lugar a la luna, con frío en el corazón y con
sonrisas tristes en la comisura de mis labios, miraré al cielo. Y entre toda su
absoluta oscuridad, intentaré encontrar alguna estrella.
Tan solo una, con una muy pequeña me conformo. A
ella le entregaré mis sueños para que tenga algo por lo que brillar, para que
no se apague y siga titilando, la alimentaré de ilusiones, de anhelos, de
palabras no pronunciadas, de fragmentos de papel emborronado…
Y quizá algún
día, dentro de muchos años, la busque de nuevo, con los ojos bien abiertos.
Cuando el dolor haya menguado y el corazón camine
más animado, cuando las heridas sangren un poco menos y no se me quiebre la voz
al recordar, quizá entonces, pueda recoger toda esa luz resplandeciente que me
espera, que mi estrella me regalará.
Porque ese astro me regalará su halo luminiscente
para que yo pueda brillar feliz al ver otro sueño cumplido. Mientras tanto ella
seguirá relumbrando y yo seguiré esperando.
Creciendo, avanzando, viviendo, amando, escribiendo,
recordando…
Y cuando llegue ese día, aunque me regale su magia,
seguirá infinita e inmortal, luciendo, porque mis sonrisas resplandecientes la
iluminarán. Mi pequeña estrella será el espejo de mi rostro, de mi mirada, de
mis labios.
Y quizá entonces, los Octubres dejen de ser tan
gélidos y comiencen a ser un poco más cálidos…y quizá entonces el Otoño no
hiera tanto…y la lluvia se deslice por la ventana sin un resquicio de tristeza…
Quizá…
* Aunque está siendo un Octubre gélido, no olvido a todos aquellos que formáis parte de mis días, a los que estáis cerca, a los que ya no están, y a los que estáis lejos y sin embargo os siento conmigo.
Mis ángeles...
No sé que tiene este octubre que está siendo tan extraño.
ResponderEliminarA veces la vida se nos hace cuesta arriba, pero como bien dices, son esas personas que nos rodean las que nos hacen seguir adelante y con ganas. Incluso esas pequeñas cosas que aún están por llegar...
Un abrazo ^^